Jump to content

ana rosa

Members
  • Contenido

    38
  • Ingreso

  • Última visita

Mensajes publicados por ana rosa


  1. ya pero parecia que queria ir con alguien

    ir con mucha gente como fui yo no pero con alguien con quien puedas hablar siempre ayuda, si hay gente que lo hace y siempre puedes hablar con ellos pero si eres timido o ellos lo son es mas dificil.

    decia de ir con otra persona u otra mas

    me ha encantado lo de que el camino empieza en la casa de cada uno, ese es realmente el auténtico camino. que filosofico te has puesto


  2. yo lo hice con el colegio un par de veces desde sarria el mas largo y es una experiencia increible y la sensación que uno siente cuando llega a la catedral despues de unos dias caminando es indiscriptible

    yo estaba planeando hacerlo el año que viene a ver si esta vez tengo que madrugar para conseguir albergue que a nosotros nos lo daban hecho y teniamos misa especial

    si encuentras gente hazlo es una experiencia inolvidable


  3. ohhh que penita me da acabar el diario si por fin!!!

    y cumpli lo que dije lo acabe antes de irme a irlanda aunque al final irlanda se convirtio en londres y me voy en un mes... que nervios pero eso para otro post que se viajo mucho hare

     

    DÍA 11: VUELTA A CASA III: AVIGNON- A CORUÑA

    El día empezaría muy temprano otra vez. Aunque increíblemente conseguí dormirme mínimamente temprano, cuando llevábamos unas horas durmiendo vino el guardia de seguridad a despertarme a patadas con su rottweiler ya que no podíamos seguir tirados allí y que nos metiésemos en la estación en la sala de espera.

    Allí nos dirigimos en busca de un asiento y esperar a que llegase el día. Era casi imposible dormir allí ya que no te podías tumbar. Dormitando y pasando el rato amaneció y llegó una hora decente para desayunar.

    Como todavía quedaban un par de horas para coger el tren, nos dirigimos a una cafetería cercana a desayunar. Entramos y nos dispusimos a tomar un café con croissant y pasar un rato allí a la espera del tren.

    Cansados de estar allí decidimos ir a dar una vuelta por el lugar antes de ir a la estación. Visitamos la plaza con la catedral y un par de calles cercanas.

    Como estábamos cansados llevábamos dos días haciendo un maratoniano viaje a través de Europa decidimos volver a la estación y esperar allí al tren que nos llevaría a Port Bou. Al entrar nos pidieron que demostrásemos que íbamos a coger un tren. Les enseñamos los billetes de interrail y le dijimos que tren queríamos coger.

    Nos dispusimos a esperar al tren. Que por suerte no tardó en llegar.

    Encontramos sitios juntos y nos dispusimos a aguantar las tres horas y algo de viaje, en realidad no era mucho pero llevábamos tantas ya a nuestras espaldas y todas las que nos quedaban… Después de ese tiempo siestas y lectura llegamos a Port bou ¡por fin en la frontera!

    Nos pusimos a la cola para pasar el primer control de fronteras, nos pareció bastante increíble era la quinta frontera que atravesábamos en tren y la primera vez que nos pedían la documentación.

    Por suerte para mí a parte del DNI que iba en la cartera que perdí en Brujas llevaba el pasaporte en un bolsillo de la mochila. Con lo que pude pasar sin ningún problema. Pero Alberto había perdido la cartera y con ella la documentación, con lo que no le permitieron entrar en un principio. Yo pasé y me fui a buscar donde había que comprar los billetes y los horarios a Barcelona, no los pude comprar porque necesitaba el billete de Alberto para pedir el descuento.

    Cuando por fin le dejaron entrar fuimos a comprar los billetes y como todavía quedaba un buen rato antes de que saliera el tren nos fuimos a la cafetería de la estación para comer una pizza.

    Con los estómagos llenos nos fuimos a coger un tren a Barcelona y a rezar para que no tuviese ningún retraso. Ya que el nocturno salía a las 7 de la tarde. Mientras llamamos a nuestros padres para comunicarles que estábamos en territorio español y camino de Barcelona. Si salía bien esa misma tarde estaríamos camino de casa.

    La suerte esta vez nos quiso acompañar y compensar todas las desgracias pasadas en el viaje y llegamos con tiempo a Barcelona. Allí nos dirigimos a comprar los billetes del nocturno en literas y rezar para que no estuviese lleno. Compramos los billetes y llamamos a casita para decirles que mañana a media mañana estaríamos en casa.

    Como todavía quedaba un rato para que saliese el tren decidimos dar una vuelta por la estación y de paso comprarnos unos bocadillos para la cena. Nos dirigimos al andén con tiempo y menos mal ya que había que pasar las maletas por el scaner y había mucha cola.

    Pasado el control nos fuimos a nuestro compartimento, bueno el nuestro y de cuatro personas más. Dejamos nuestras mochilas y nos pusimos a hablar con nuestros compañeros de viaje. Nos pidieron que les cediéramos la litera de arriba que era la mía ya que el nieto quería ir arriba y aunque reservaran con tiempo les dieran las dos de abajo.

    Personalmente me daba igual y casi lo agradecía si me caía de la cama sería menor altura y los daños menores. Con el tren en marcha nos fimos a dar una vuelta por el tren que como eran muchas horas de viaje no había mucho mejor que hacer. Cogimos nuestros bocatas y nos pusimos a cenar. Y de postre aprovechamos lo que nos dio la buena mujer. Después de seguir hablando y leer un ratito y aprovechando que nos habían echado para hacer las camas nos fuimos a dar un paseo.

    Como las camas ya estaban hechas y no había mucho mejor que hacer nos acostamos preguntándonos donde estaría nuestro último compañero de viaje. El nieto se fuera a tomar algo mientras su abuela le protestaba para que se portara bien, nos mantuvieron entretenidos durante todo el viaje entre todas sus paranoias y galletas, que majos que haríamos sin ellos.

    Nos echamos a dormir y aunque era un simple compartimento con seis literas dormí como un bebé, probablemente ayudó el hecho de no haber dormido bien las noches anteriores. Solo me desperté a no se qué hora cuando llegamos a Zaragoza y se nos unió la compañera que faltaba. Después de esto dormimos tranquilamente hasta la mañana siguiente.

    Despiertos todos sacamos las camas y nos dispusimos a aguantar las últimas horas de interrail. Hablamos con nuestros compañeros de viaje y la nueva nos contó que habían cerrado antes de tiempo la entrada al tren en Barcelona y los que se habían quedado en tierra protestaron consiguiendo que les pagasen un billete en AVE a Zaragoza y allí coger el nocturno. Cuando nos lo contó nosotros pensamos que pena no haber perdido el tren y haber podido ir en AVE en vez de en el nocturno.

    Las pocas horas que quedaban se nos hicieron largas pero a las 12 estábamos en Coruña. Por fin en casa. Abrazos muchos besos a la familia y la despedida por poco tiempo ya que quedamos para ir a por el DNI la semana siguiente

     

    Muchas gracias a todos los que leyeron este diario y la confianza depositada nuestras dichas y desdichas. Espero que os haya gustado.


  4. otro mas

    DÍA 10. VUELTA A CASA II: BASSEL-AVIGNON.

    La noche fue algo curiosa e impetuosa. Alberto aunque ahora lo niegue durmió bastante bien durante toda la noche hasta las 7. Pero yo aunque llegué agotada y cansada de todo, no conseguí dormir más que un par de horas.

    A las 5 de la mañana y cansada de dar vueltas intentando dormir, decidí levantarme y dar una vuelta por la estación. Hecho esto decidí buscar horarios en unas maquinas que había en la estación, por suerte si querías te hablaban en español, lo cual a las 5 de la mañana era una gran ayuda. Con el mapa que te dan cuando compras el billete busque una ciudad francesa a donde llegar, la ciudad era Lyon. Encontré una combinación que no parecía demasiado mala y nos daba tiempo de llegar al centro desayunar y coger los trenes.

    Alberto por suerte se levantó antes de que lo tuviese que levantar, aun sobraba bastante tiempo y como no había mucho más que hacer en aquella estación decidimos llegar al centro en el primer tren que pasase.

    Una vez en el centro y como Alberto no paraba de quejarse de que tenía hambre pues compramos un par de croisants, aquí empezaría mal el día me odiaría mucho Alberto porque compré uno para cada uno y el quería dos como andábamos sobrados de dinero…

    Como no había nada mejor que hacer decidimos salir a dar una vuelta y conocer el lugar, después de recorridas unas pocas calles y vistas un par de iglesias decidimos volver. Todo hay que decirlo el sitio estaba bastante chulo. Mientras volvíamos empezó a llover, no demasiado. Alberto se empeñó en que teníamos que resguardarnos debajo de un puente cercano, mientras que yo sostenía volver a la estación que estaba al lado. Como no nos poníamos cada uno se fue por su camino y al rato nos reuniríamos de mala leche.

    Con pocas ganas de hacer nada nos dirigimos a coger el tren que nos llevaría a Ginebra. El viaje en tren según Alberto fue bastante impresionante con montañas y ríos a cada lado. Yo que era la que más ganas tenía de ver los Alpes suizos me quedé dormida al poco de subir en el tren, la noche en vela me pasó factura, y probablemente era la causante de mi mala leche matutina: cuando no duermo o como estoy de muy mal humor.

    Aunque me perdí un buen trecho el paisaje que observé era impresionante y rápidamente compensó el horrible día anterior y la “magnífica” noche anterior. Observando el paisaje y leyendo llegamos por fin a Ginebra.

    A diferencia del día anterior las horas entre trenes eran algo mas alargadas así que dimos una pequeña vuelta por la zona. Nos dirigimos a un andén que pensábamos que era el nuestro ya que tenía la hora de salida de nuestro tren. Nos subimos al tren y nos pusimos rumbo a Lyon o eso pensábamos.

    Cuando llevábamos unos minutitos en el tren, mi madre tuvo a bien de llamar al móvil de Alberto (recuerden que el mío fue robado en Brujas) para preguntarme que tal íbamos, donde estábamos y a donde nos dirigíamos. Le conté todas esas batallitas y le nombré que íbamos a Lyon. Mientras hablábamos un compañero de vagón nos dijo que ese tren no iba a Lyon y que lo mejor que podíamos hacer era bajarnos en la próxima parada y coger el próximo tren que nos llevase de vuelta. Mi madre evidentemente estaba flipando en colores lo que nos faltaba perdernos en Suiza. Así hicimos nos bajamos en la siguiente parada ya que eso no era ni una estación ni andén.

    Nos encontrábamos en un pequeño trozo de tierra a las afueras de la ciudad cerca de un estadio donde se jugara la Eurocopa que tenía una vía de tren. Empezábamos a desesperarnos no sabíamos cuanto tiempo iba a tardar el próximo tren a la estación y a que hora pasaría el que nos llevase a Lyon.

    Por suerte al parecer los trenes pasaban relativamente pronto por aquella estación y nos llevaron a nuestra estación de inicio.

    Como el horario de trenes ya no nos servía de nada, nos dirigimos a las ventanillas de información en busca del horario del próximo tren a Lyon y de dónde salía. Como yo ya había sacado los anteriores horarios y me negaba a preguntar al de la taquilla lo tuvo que hacer Alberto. Por suerte el próximo tren salía dentro de un ratito y solo perdíamos una hora.

    Nos dirigimos a los andenes de trenes internacionales para coger un tren francés que nos llevase a Lyon. El viaje por suerte el trayecto no era demasiado largo y nos encontrábamos en Lyon de part dieu y en Francia el último país a pasar antes de llegar a España y a casa. Aunque perdimos una hora pensábamos que nos íbamos a encontrar esa noche en Irún.

    Nos dirigimos a información la estación es enorme pero fue relativamente fácil de encontrar. Preguntamos y nos dijeron que a Irún sólo iban trenes de alta velocidad. Resignados nos dirigimos a la sección de alta velocidad con unos horarios en busca de un billete de segunda clase.

    Hasta ahí todo parecía relativamente fácil habíamos ido en tren de alta velocidad hasta Berlín por qué no a Irún. Nos dirigimos a la sección y para sorpresa nuestra de las múltiples ventanillas dedicadas a eso solo uno de los vendedores hablaba inglés. Nos pusimos a la cola y cuando llegó nuestra hora se lo pedimos. El vendedor nos dijo que para esa hora no había mas que en primera clase y esa opción era incompatible ya que nos quedaríamos sin un duro y no podríamos llegar a casa.

    En ese momento no se nos ocurrió preguntarle por otras horas. Nos dirigimos de nuevo a la ventanilla de información a ver si solo nos intentaban tangar pero nos dijeron que no y nos dieron otra hora. Como no podíamos hacer nada volvimos a la zona de información a buscar los billetes. Volvimos a hacer cola para el vendedor de billetes que hablaba en inglés. Mientras esperábamos y comentábamos lo que podíamos hacer uno de los vendedores nos escuchó, apiadándose de nosotros nos dijo que hablaba un poquito de español y lo entendía mejor y que si quería nos atendía. Felices de encontrar alguien que nos ayudase en nuestra lengua y nos buscase una solución. Le contamos lo que buscábamos y por desgracia nos dijo que solo había billetes de primera y en segunda sólo podríamos viajar en un par de días.

    Ya desesperados y sin saber que hacer nos fuimos a comprar unos bocadillos para comer, con tantas vueltas ya era la hora. Con los bocatas en mano nos dirigimos a la salida a pensar al aire libre. Nos sentamos en una plaza con una fuente que había nada mas salir y a pensar. Acabados los bocadillos empezamos a pensar que podíamos hacer. Sin mucha idea decidimos llamar a nuestros padres ya que lo único que se no ocurría era hacer el Camino de Santiago y aunque tentadora no era muy buena idea.

    La solución que nos dieron era gastarnos el dinero y que nos enviarían dinero a un banco catalán o vasco para que pudiésemos llegar.

    Mientras Alberto hacía cola en información en busca de los horarios de los trenes, yo me puse a cotillear unos folletitos que había con unos itinerarios de trenes regionales. Después de verlos cogí uno de cada, eran tres, y se los enseñé a Alberto. Como no teníamos muchas ganas de quedarnos sin un duro, los estudiamos con el mapa de interrail y descubrimos que dos de ellos nos llevaban al sur de Francia, sólo que en vez de cerca de Irún nos llevaban cerca de Port bou y de allí a Barcelona.

    En ese momento nos dimos cuenta lo burros que fuimos ya que no se nos ocurriera antes ir hacia allí. Nos dirigimos al panel de salida de trenes y decidimos que iríamos a Avignon, la razón era muy simple era el primer tren en salir. Nos dirigimos al andén ya que no teníamos ningún interés en seguir allí.

    Cogimos el tren y nos pusimos a tardar mas de tres horas en llegar a Avignon en un regional que evidentemente hacía unas cuantas paradas como cualquier buen regional.

    El viaje fue bastante largo pero entre siesta, paisaje y lectura se llevó bastante bien. En un momento nos llamarían nuestros padres para preguntarnos como nos las íbamos a arreglar. Les contamos nuestra solución lo cual les alegró mucho ya que no nos quedábamos sin un duro.

    Llegados a Avignon vimos que tenían las maquinitas de horarios y busque la información de cuando salía el siguiente tren a Port Bou. Por desgracia era tarde y el próximo tren no salía hasta las 10 del día siguiente. Concienciados de que pasaríamos la noche en ese pueblo nos fuimos a buscar un sitio donde comer y si había algún sitio barato donde dormir. Como eran todo restaurantes con precios altos y todo hoteles. Decidimos cenar en un mc donalds y dormir en la estación, después de dormir una noche se pueden dormir dos.

    Cenados y sin mucho más que hacer decidimos aprovechar que Avignon estaba en fiestas. Disfrutamos de unos cómicos callejeros que aunque no entendíamos lo que decían, si sus gestos y actuaciones y eran bastante graciosos. Acabado el espectáculo y escaqueándonos de pagar la propina seguimos por la ciudad: disfrutando de la música callejera y otros espectáculos. Como tenía un gran sentimiento de culpa por no haberle comprado ningún detallito a mi madre decidí comprarle una figurilla de búho (mi madre tiene una buena colección de búhos de diferentes tamaños) en uno de los puestos.

    Después de dar unas vueltas por la ciudad que era impresionante decidimos ir a la estación de trenes a pasar la noche.

    Antes fuimos al baño de los andenes donde te clavaban 50 céntimos por mear en un agujero en el suelo. Como era malísimo decidimos de pagar 2 veces y esperamos a que el otro llegase con la puerta abierta, por suerte no había ningún tipo de control.

    Nos tiramos en una esquina de la estación pero nuestra postura duró poco, ya que a los cinco minutos vino un guardia con un rottweiler con bozal para echarnos, no le entendimos las palabras pero sus gestos eran más que claros. Compungidos y resignados nos fuimos a la calle a tirarnos en la plaza que había al lado de la estación.

    Después de dar unas vueltas y pensar donde nos tirábamos acabamos apoyados en una maceta ya que todos los sitios eran igualmente horribles y a intentar dormir

    .

    Próximo capítulo: Vuelta a casa III: Avignon-nocturno a Coruña.


  5. weno ya quedan poquitos dias y ya estan todos redactados jeje

    como no los quiere revisar que luego no critique

    DÍA 9. VUELTA A CASA 1: BERLÍN-BASSEL.

    Empieza la vuelta a casa. Sin mucho dinero y sin un rumbo fijo solo un punto fijo A Coruña. Como nos daba igual mientras que no hubiese que pagar extras a parte del que pillaríamos en un principio en Irún.

    Bueno habíamos visto un par de posibilidades ir por Frankfurt y volver por el camino que habíamos seguido para ir a Berlín o bajar por Alemania y pasar por Suiza. Aunque esto lo decidiríamos mas adelante cuando lleguemos a la estación de trenes y viésemos los horarios teníamos que coger el primero que saliese fuese a donde fuese.

    Bueno está vez no madrugamos demasiado y de hecho Héctor ya se había ido. Bajamos a desayunar y como nuestra situación económica no era muy buena decidimos hacernos unos bocatas con el increíble catering que ofrecía el albergue y así poder comer e incluso cenar ese día.

    Como el día anterior fuéramos hasta cerca de la estación de trenes pensábamos que estaba bastante cerca decidimos ir andando para ahorrarnos el bus. Hicimos el check-out y que felicidad cuando vemos que nos devuelven dinero porque solo era el depósito de las llaves.

    Nos pusimos en marcha con las mochilas a cuesta, pobres espalditas van a estar molidas de tanto cargar.

    Para ir a la estación de trenes teníamos dos opciones: atravesar el enorme parque que había al lado del albergue y que no conocíamos, o dar un rodeo e ir por la zona conocida. Aunque la segunda opción era algo mas larga como no conocíamos el parque nos decantamos esta opción para no perdernos y perder tiempo.

    El camino resultó ser mas largo de lo que pensábamos y llegamos a la estación con los pies y espaldas destrozados después de la caminata. Allí nos dirigimos a información para saber que combinación de trenes había que coger y que salía antes.

    Para desgracia nuestra nuestras dos opciones salían con un par de minutos de diferencia y ya no valía la teoría del que salga antes para ganar tiempo. Entonces se impuso lo de pasar por Suiza para conocer nuevos sitios y paisajes de pasada o eso era lo que esperábamos.

    Esto era un algoritmo de combinación de trenes regionales con un par de intercities y algo que era peor que un regional. La combinación daba miedo eran una gran cantidad de trenes que el primero lo teníamos que coger a las 10.40 y llegaríamos a las 12 y pico de la noche. En la que la parada más larga sería de menos de una hora.

    Pasaríamos por Nurenberg, Halsburg y otras muchas ciudades que no me sabía el nombre.

    Cuando nos fuimos al andén y me emocione mucho porque había varios trenes de dos pisos que teóricamente eran regionales. Nosotros en nuestra mentalidad de pueblerinos eso era lo más.

    Resultó que nuestro tren era un regional de los de toda la vida pero bastante mas decente de los que se ven por aquí.

    Empezamos nuestra particular odisea. Alberto todo emocionado porque íbamos a pasar por el pueblo donde estaba su amiga y curiosamente era una de nuestras estancias mas prolongadas. Mientras yo me hacía a la idea de nuestro viajecillo Alberto intentaba hablar con ella para quedar en nuestra breve parada. Al final ella no podría quedar.

    Pasamos casi todo el día sin poder hacer nada más que estar en trenes y estaciones. Por supuesto comeríamos en un tren. Mis ganas de viajar en un tren doble se verían pronto compensadas y hasta acabaría asqueada de dichos trenes.

    Hasta finales del día no tuvimos una parada decente en un pueblo que no tenía nada más que la estación y cuatro casas en la calle de la estación. Es increíble que haya mas andenes que calles en un pueblo ver para creer.

    Yo ya estaba en fase de morder a cualquiera y necesitaba una aspirina urgentemente, salimos en busca de una farmacia y algo bastante más importante tomar el aire. La farmacia estaba cerrada, y después de patearnos el pueblo cosa que no nos llevó mas de 10 minutos volvimos a la estación a coger el próximo tren.

    Quedaba realmente poco pero llevábamos demasiado tiempo viajando y ya no podía más.

    Entonces volveríamos a discutir. Estábamos en el último tren y veía el final del camino. Pero Alberto quería que intentásemos coger un regional. Yo estaba horrorizada no podía con mi alma ni mantenerme quieta durante mas de 5 minutos. Por encima éramos los únicos que quedábamos en el tren.

    La situación era insostenible yo quería bajarme ya y él seguir y por encima de todo.

    Por suerte para mí en la estación no había nadie y se tuvo que aguantar y quedar donde estábamos. Una estación fronteriza entre Alemania y Suiza pero que había poco más.

    Cansados nos tiramos en el suelo a ver si colaba y podíamos dormir allí. Yo del agotamiento y demás no tenía hambre pero Alberto si. Se había acabado sus bocadillos pero a mi me sobraba uno y como no parecía haber mucho mas sitio donde cenar se tuvo que aguantar y tomar ese cenados y cansados nos tiramos en el suelo él sacó el saco de dormir pero a mi me dio demasiada pereza y me tire como estaba.

     

    Próximo día vuelta a casa parte II: Bassel-Avignon


  6. hola a todos aqui dejo otro capítulo

    DÍA 8 BERLÍN.

    Este día aprovecharíamos el magnífico desayuno del albergue aunque sin gorronear nada para la comida todavía nos daba reparo.

    Nuestra misión para esa mañana era encontrar una lavandería para poder lavar toda la ropa sucia. Nos decidimos por ir a buscar por donde nos habían dicho el día anterior y dispuestos a patearnos medio Berlín en busca de una lavandería. Aunque la gente que nos encontramos tenían algo más de idea y nos indicaron el camino. El camino era bastante largo pero no tenía mucha pérdida porque era seguir toda la calle y al cabo de un buen rato coger una lateral y ya estaba. Con todo nos tiramos casi toda la mañana entre lavandería ir y volver.

    Dejadas las cosas en el albergue y sin saber mucho que hacer nos dirigimos a la puerta de Brandemburgo en busca de inspiración. Comimos unos bocatas en nuestro querido monumento a los judíos.

    Como nos contaran que allí había un museo y que no había que pagar para entrar. Como no teníamos nada mejor que hacer y queríamos saber algo más sobre el holocausto. El museo no estaba mal tenía bastante información sobre esa parte de la historia tanto en inglés como en alemán y era gratis

    Después como quería llevarles algún recuerdo a mi familia sobre todo a mi hermanita pequeña entramos en una tienda de souvenirs donde compraría: un osito de peluche con un pijama que roncaba que ponía al lado de del cuello Berlín, una postal y una gorra para mi padre que ponía Berlín.

    Como estábamos sedientos y con bastante calor decidimos entrar en un Dunkin donuts y comprarnos unos granizados que estaban bastante buenos.

    Hasta aquí el día no había ido demasiado mal pero empezábamos a hartarnos el uno del otro y por encima no teníamos ni un duro y cada día veíamos mas claro que tendríamos que acabar el interrail ya y volvernos a casa.

    Acabados los granizados Alberto decidió que teníamos que meternos por la puerta de brandemburgo e ir por una calle a ver si había algo por allí. A mi no me apetecía un nada dar vueltas sin sentido y empezamos a discutir, el dijo que estaba harto de mí y que cortaba conmigo pero yo le ignore. Acabamos siguiendo un río que había por ahí y ver lo que podía mostrarnos. Seguimos su curso durante un buen trecho hasta llegar a una zona con unas escaleras donde la gente se bañaba los pies y nos quedamos ahí un rato tomando el sol. Allí descubriríamos unos ciclotaxis en los que la gente se montaba y los llevaban a dar una vuelta un conductor a toda velocidad y que a cada curva parecía que iban a acabar en el río.

    Después del breve descanso seguimos andando hasta llegar a una zona desde la que se veía la estación de trenes. Allí nos paramos y llegamos a la conclusión de que no estaba tan lejos como habíamos imaginado.

    Decidimos dar fin a nuestro paseo y volver al albergue para ver si Héctor había vuelto y hablar con él para preguntarle si podría sacar dinero con su tarjeta y nuestros padres metérselo en la cuenta. Volvimos por otro camino y nos encontramos un mercadillo con cosas curiosas y antigüedades. Alberto intentó encontrar un disco para su hermana pero sin mucho éxito.

    Llegamos al albergue y por suerte estaba Héctor. Hablamos con él y nos dijo que no podía porque no sabía si el cajero le aceptaría la tarjeta y que hiciésemos lo que quisiésemos que él se iba mañana a Munich. Se nos vino el mundo abajo nos teníamos que volver a casa y en esos momentos odiamos mucho a Héctor y yo también a Alberto. Tuvimos que llamar a nuestras casas para decir que al día siguiente haríamos el viaje de vuelta para casa en tren con lo cual nos llevaría un par de días.

    Héctor nos dijo que fuera a un monumento que hay en medio del parque que hay al lado del albergue y que era bastante chulo y que fuésemos. Alberto decidió que iba pero yo en esos momentos no quería estar con nadie necesitaba paz y tranquilidad para ordenar las ideas y lo mandé solo a buscar el monumento.

    Mientras yo estuve un ratito en la estructura geométrica del albergue pensando. Pero necesitaba caminar y decidí coger una de las calles cercanas que era muy larga en una dirección. Estuve caminando un rato hasta que llegué a un centro comercial o algo por el estilo que en el centro tenía una fuente. Estuve dando una vuelta por ahí hasta que ya era de noche y decidí ir a buscar algún sitio para cenar, allí tenían muchas cafeterías pero eran muy caras. Acabé en el Burger King de la otra noche que al parecer estaba en la misma calle pero en dirección contraria. Cené unos nuggets de pollo y de vuelta al albergue.

    Al llegar me encontré con Alberto que me odiaba mucho por haberme largado sin avisar y sin dinero para cenar. Allá nos fuimos a buscar algún lado para que cenase yo ya había cenado aunque le dije que no tenía hambre.

    Volvimos al albergue donde nos tiramos en la entrada viendo los Simpson en alemán. Al cabo de un rato nos fuimos a la cama y recoger todas nuestras pertenencias que al día siguiente no nos queríamos ir demasiado tarde.

     

    El próximo capítulo vuelta a casa 1. Alemania de norte a sur


  7. bueno aquí dejo otro día para los demas tendréis que esperar un poquito que todavía no están escritos aunque prometo escribirlos pronto

    DÍA 7 BERLÍN.

    El día empezó horrible. Perdidos en un piso de Berlín, en donde intentamos darnos una ducha que como la tía no nos explicó la caldera salía congelada, bañarse en el Atlántico en marzo es mejor.

    Después de morir congeladitos en la ducha nos enfrentamos a nuestra primera discusión la primera de muchas en los próximos días. Alberto quería quedarse allí ya que es un poco tiquismiquis con el alojamiento. En realidad el sitio estaba bien quitando la ducha de agua fría además todavía no estaba preparada a tirarme dos días en un piso solo con mi novio.

    Al final como era yo la que tenía el dinero pues tuvo que ceder y odiarme por el resto de nuestras vidas. Nos dirigimos en cercanías o metro no tengo ni idea a la estación a la que llegáramos la noche anterior, para ver si en información turística nos podían informar donde estaba y como llegar al albergue que habíamos visto en Ámsterdam.

    Allí por suerte fueron amables, nos dieron mapas y nos indicaron donde estaba y como llegar. Nos dirigimos a la parada de buses para coger el próximo bus que nos llevase. Teóricamente teníamos que coger dos buses lo cual sería una gran clavada ya que los billetes no son baratos.

    Cuando llegamos a la parada nos empezamos a romper la cabeza porque teóricamente el bus salía de allí pero solo estaba la parada del que iba en dirección contraria. Entonces mientras veía el recorrido del bus que no teníamos que coger descubrí que la parada en la que teníamos que bajarnos era la siguiente y como no teníamos dinero decidimos ir andando y rezar porque no hubiese mucha distancia o demasiados cruces donde perdernos.

    Por suerte el destino esta vez se puso de nuestro lado y al poco de seguir la teórica ruta encontramos un cartel indicativo que nos decía la dirección del albergue. Después de una pequeña caminata llegamos al albergue que era una pasada, un edificio enorme con una estructura geométrica muy raro enfrente. Nos dirigimos a la recepción que estaba llena de adolescentes y preadolescentes que debían ir de excursión, campamento o cualquier cosa rara. Pero por suerte estaban esperando a alguien o que alguien los distribuyese porque no tuvimos ningún problema para registrarnos inmediatamente.

    Aquí empezó la fase cómica ya que Alberto intentó decirle al recepcionista que queríamos un par de camas, en una habitación tipo comuna de 12 personas, pretendía explicarle que habíamos reservado para ayer pero que se habían cambiado los planes y queríamos dormir hoy y mañana. Pero en vez de decir que la reserva era para ayer dijo que para mañana y el tío flipaba un poco hasta que le dije que era ayer no mañana y nos dijo que no había problema. Debíamos de dar bastante pena ya que nos hizo descuento aunque no tuviésemos carnet de alberguista.

    Cogimos unas sábanas y nos dirigimos a nuestra habitación. He de decir que después de Bruselas era la mejor instalación donde estuvimos y si fuera en habitación de menos probablemente lo fuera.

    Héctor nos dijera que iba a coger el free tour que también lo había allí que salía a las 11.15 desde la Puerta de Brandemburgo. Cogimos en el albergue los folletos de los tours y de paso los mapas que venían incluidos.

    Vimos que había uno a la 13.15 no teníamos mucho tiempo pero como a la Puerta de Brandemburgo queríamos ir y si acelerábamos podríamos llegar. Les pedimos a los del albergue que nos indicaran nuestra posición. Calculando la ruta y dejando que Alberto guiase ya que estaba enfadado porque como se despistaba mucho no le dejábamos llaves y demás en sus manos.

    Llegamos a la Puerta de Brandemburgo con tiempo (parece que el destino nos quiere mucho hoy), pero había una gran cantidad de gente porque había una especie de fiesta americana y estaba abarrotada de gente. Buscamos desesperados a los de las camisetas rojas cantosas pero no los dimos encontrado (adiós suerte).

    Como no habíamos desayunado yo me estaba muriendo de hambre y aproveché la gran cantidad de puestos para tomarme un trozo de pan con salchicha que las alemanas son muy conocidas y estaba muy buena, además no me cobraron por el Ketchup, Alberto no quiso comer.

    Como la zona estaba llena de gente nos dirigimos al monumento a los judíos víctimas del holocausto. Acabado el perrito nos compramos unos rizos con sal que según me contó eran muy típicos suyos. Mientras descansábamos en ese particular monumento nos encontramos con los del tour que estaban descansando y comentando el tour.

    Hablamos con uno de los que iban y con el guía y nos contaron que llevaban poco y si nos uníamos. Como no teníamos mucho mejor que hacer y no sabíamos que hacer nos fuimos con ellos.

    Este tour era más largo e históricamente más interesante, nos llevaron por palacios, ópera, bunker de Hitler, muro de Berlín y algunos edificios emblemáticos incluidos de la época en que eran dos ciudades. Esta vez paramos en una cafetería donde Alberto se tomó una pizza y yo un refresco.

    Acabado el tour le preguntamos al guía que significaban unas esculturas en forma de oso que había por toda la ciudad con múltiples dibujos todos muy curiosos, al parecer antes había muchos osos por la zona y por eso había esas esculturas. Fuimos a la isla de los museos y de vuelta al albergue. Era bastante tarde y estábamos cansados.

    Como teníamos que limpiar la ropa primero fuimos a la lavandería del albergue pero con la gran suerte de que estaba estropeada. Preguntamos al recepcionista si conocía algún sitio donde lavar y nos dijo que a esas horas casi ninguna estaba abierta aún así nos indicó un par de ellas, que por desgracia no encontramos. Preguntamos a un par de alemanes que nos encontramos y o no sabían, o estaban cerradas según ellos o estaban lejísimos.

    Como no tenía sentido decidimos volver al albergue y buscar donde cenar. En la habitación nos encontramos con Héctor que por casualidad estaba en la misma habitación. Le dijimos si quería ir a cenar y dijo que ya había cenado en un kebap y como a Alberto le molan los kebaps nos dijo dónde quedaba.

    Hacia allí nos fuimos, a mi no me gustan los kebaps pero ya buscaría algún lugar por la zona. Cuando llegamos no le gustaba los que había y decidimos buscar otro sitio. Había varios de comida oriental que a él le gustaban pero a mi no y como quería comer juntos pues había que buscar otro lado. Acabamos en un burger king en fin….

    Cenados y cansados volvimos al albergue a sobar.

    Próximo día Berlín y adiós al interrail


  8. pero que desayuno mi madriña con eso se podia comer y cenar si te hacias unos buenos bocadillos

    arrepentirme nunca como sino fuera de no haber dormido en la estacion xD

    nunca descubrimos de que eran una especie de petalos rosas que tenia la tarta y casi era mejor no saberlo vivir felices en la ignorancia y disfrutarla que estaba deliciosa


  9. bueno lo prometido es deuda aqui teneis otro dia

    DÍA 6 ÁMSTERDAM- BERLÍN

    Otro día de madrugón porque había que desayunar, recoger nuestras pertenencias, hacer el check-out, descubrir si tendríamos que ir a la embajada a La Haya o si podríamos conseguir los papeles en el consulado que se encontraba en Ámsterdam. Después de desayunar Héctor se va a Berlín a explorar el terreno y porque teníamos una reserva hecha.

    Alberto habla con sus padres quienes le dicen que tiene que ir al consulado y no a la embajada para felicidad suya y decepción mía que me veía ya visitando otra ciudad porque el destino lo quiso así.

    Preguntamos en el albergue por si sabían donde estaba el consulado español pero no tenían la más remota idea. Como no sabíamos a donde acudir decidimos hacerles una visitilla a nuestros amigos policías de la comisaría de la noche anterior. Hacia allí nos dirigimos con las mochilas a nuestras espaldas empezando un día nefasto para nuestras espalditas. Allí nos indicaron como llegar al consulado que para suerte nuestra no estaba demasiado lejos situado como el resto de consulados en una zona bastante chula de la ciudad.

    Nuestra primera visita al consulado duró muy poquito ya que nos dijeron que para eso necesitaríamos unas fotos de carnet que no teníamos. Le preguntamos donde se las podría sacar nos indica el sitio y hacia allí vamos. El sitio no quedaba muy a mano y era bastante difícil de encontrar sobre todo porque donde nos indicó no hacían y tuvimos que preguntar allí. A parte de este detalle teníamos que estar antes de las 13 horas o esperar al día siguiente y con tanta caminata no nos sobraba el tiempo.

    Por fin encontramos el sitio. Mientras él se sacaba las fotos yo me quede con las mochilas esperando por él en la tienda y haciendo el payaso con un niño pequeño que venía con su familia prototipo holandés rubitos y ojos azules a hacerse unas fotos.

    Con las fotos en la mano volvimos al consulado donde tuvo que hacer cola durante media hora mientras yo me quedaba en un banco esperando con las mochilas. Total para nada ya que duraba muy pocos días el papel y como todavía pretendíamos seguir tranquilamente el viaje decidió que lo cogería en Alemania.

    Nos dirigimos a la estación central para buscar un tren que nos llevase a Berlín. Primero pretendíamos ir andando cosa que cambió después de hora y algo y todavía quedaba bastante y decidimos pillar un tranvía que nos dejase en la puerta. Allí nos dimos cuenta de que era muy grande y que no dábamos encontrado donde preguntar. Nos dirigimos a la zona de compra de billetes donde teníamos que pillar un número según que tipo de recorrido quisiésemos coger. Viendo que la cosa tenía para rato nos tiramos en el suelo a la espera. Después de una hora tirados y viendo que la cosa no arrancaba decidimos salir por turnos a buscar donde comer. Después de un par de viajes infructuosos cambiaron la técnica de repartir los billetes y nos mandaron hacer cola cambiándonos un par de veces antes de dar con la correcta.

    Allí preguntamos como llegar a Berlín nos dieron los horarios de un regional que duraba una hora y nos obligaron a comprar unos billetes de tren uno en intercity y otro en intercity Express.

    Con los billetes en mano y viendo que todavía nos quedaba bastante tiempo antes de coger el tren nos fuimos a comer al Burger king de la estación. Con los estómagos semillenos nos dirigimos al anden a coger el regional y empezar así las mas de horas de viaje.

    A todo esto Héctor había llegado a Berlín y le manda un mensaje a Alberto diciéndole que el bus que tenemos que coger no funciona y tenemos que hacer otra ruta.

    Después de varias horas de tren y viajado en regional y en intercity donde tenemos que echar a unos que ocupaban nuestros asientos reservados, llegamos a la estación donde tenemos que bajarnos para coger el Express. Y cual es nuestra sorpresa cuando nos bajamos en la estación y descubrimos que los de Ámsterdam nos han timado de mala manera y el tren que acabamos de dejar también iba a Berlín. Pero ya habíamos pagado la alta velocidad y nos hacía bastante ilusión ya que los trenes gallegos no le llegan ni a la suela del zapato a los regionales de aquellas tierras.

    Nos subimos en el Express y nos dirigimos por fin a Berlín como ya era hora de cenar y no sabíamos que comer nos fuimos al vagón restaurante a por una mini pizza margarita con trozos de tomate por en medio, como nos sobra el dinero nos dedicamos a desperdiciarlo.

    Cuando llegamos a Berlín le preguntamos al revisor si esa era nuestra parada pero nos explico amablemente que la nuestra era la siguiente, mas tarde llegamos a nuestra parada donde nos bajamos a las 11 y pico de la noche. Con los buses no funcionando, Héctor con el móvil desconectado y sin tener ni idea del nombre del albergue sólo que era del hostelling international, a esas horas las oficinas de información estaban cerradas y no había panfletos informativos de nuestro albergue. Por encima esta estación aunque céntrica saliendo por la puerta principal da a un inmenso parque que mas tarde descubriríamos que atravesándolo estaba el albergue pero como para perderse por ahí, y del otro lado estaba la explanada de buses y a lo lejos casas particulares.

    Ya nos estábamos viendo durmiendo en la estación en cualquier banco o esquina. Cuando nos viene una señora que nos dice que nuestro albergue está muy lejos que ni aparece en el mapa y que ella alquila pisos a estudiantes y turistas. El precio realmente no estaba mal para un piso con baño y cocina pero la economía no estaba para esos gastos y así de claro se lo dejé. La tipa que no quería perder tan fácilmente unos clientes decidió ofrecérnoslo más barato por 20€ por persona. Yo me lo seguía pensando pero Alberto me mandó una mirada asesina de que mas me vale decir que si con lo cual aceptamos.

    Nos llevó en cercanías hasta la parada de su pisito, donde nos explicó el funcionamiento nos hizo las camas que para desgracia mía compartían colchón, si era una cosa muy extraña eran dos camas individuales casi pegadas y que tenían un colchón de cama de matrimonio para las dos. Nos enseña unos folletos que nos podemos llevar y otro que no, y las instrucciones de que hacer si queríamos seguir o quedarnos.

    Se largó y nos metimos en la cama para pasar la noche. No seáis mal pensados que cada uno en su cama y yo en el rinconcito mas alejado de la mía.

    Fin del primer día de tránsito pero no el último.

    Próximo día empiezan nuestras aventuras por Berlín.


  10. te puedes reir que nosotros ahora nos reimos en el momento yo por lo menos llore (cuando fue lo mio) con lo suyo nos reimos al momento y luego era reir por no llorar jeje

    si a partir de ahora un bolsillo enorme interno y ahi va todo que fue lo que nos salvo de no tener que ir mendigando o haciendo el camino de santiago a casa

    alberto esta planeando un inter para este año aunque ahora le hayan surgido unas pequeñas dificultades tecnicas que esperemos que se solucionen pronto, y yo en un futuro tambien pero este año toca ir a currar a irlanda

    gracias por seguirnos espero que no te defraudemos

    colgare en breves el siguiente capitulo

    y a ver si alberto se da por aludido y cuelga la unica foto del viaje que hay de la tarta de amsterdam aprovechando que ahora tiene tiempo

    gracias a todos nuestros lectores


  11. DÍA 5 ÁMSTERDAM.

    Este día madrugamos para no perder la rutina y porque el albergue tenía incluido en el precio el desayuno, teniendo en cuenta lo que te clavaban había que aprovecharlo. Además queríamos coger el primer free tour que era a las 11.15 de la mañana y no teníamos claro cuanto nos llevaría teniendo en cuenta que el día anterior habíamos dado un buen rodeo para llegar.

    Llegamos sobre las 11 al sitio y nos apalancamos en medio de la plaza a la espera de que llegasen los guías que por suerte no eran difíciles de reconocer por sus camisetas bastante cantosas. Para quien no los conozca y le interesen estos tours son todo el año y hay uno en inglés y otro en español (es que somos tan chachis que necesitamos un tour para nosotros solos XD). A las 11.10 o así nos empiezan a organizar según que tour vayamos a coger e indicándonos en que zona colocarnos.

    Agrupados los grupos y presentados nuestra guía nos hacen una foto de grupo para colocar en sus folletos o ponerte en la lista de los mas buscados sino pagabas jajaja. Nos empiezan a contar una historia sobre su vida y sobre el tour y que aunque pone que es gratis les tenemos que pagar una propina según nos haya gustado o no.

    Empieza el tour que duraba unas 2 horas y algo incluido un descanso de 30 a 40 minutos que como somos españoles y destacamos por la puntualidad casi es una hora jaja. Empezamos por la plaza y nos contaron su historia y la de la ciudad. El tour seguiría entre coffee shops, edificios con historia o algun tipo de interés y otros relacionados con las drogas

    Llego la hora del descanso y nos metieron como ganado en un centro comercial que era una pasada el edificio y era muy fashion pero todos los productos eran demasiado caros para cualquier bolsillo, aunque estuve tentada a comprarme unos batidos que tenían unas pintas impresionantes.

    Acabado el descanso y esperado media hora por los rezagados seguimos nuestro tour por el barrio rojo, coffe shops, la casa de Ana Frank. Lo más interesante fueron unas clases dadas por la tía de cómo comprar setas y tomarlas y que hacer si era demasiado, todo experiencia propia suya.

    Pagada la propina nos fuimos a comprar algo de comer. Esta vez si compramos algo en un supermercado pan de molde, queso y algo que supuse que sería embutido pero que todavía no se sabe lo que era. Nos fuimos al albergue a comer y dejar el resto de la compra.

    Aquí nos separaríamos de Héctor que quería ir a visitar por su cuenta (o inducido por Alberto ya no se que pensar dado que hasta que hicimos el diario no me enterara que le pidiera dejarnos en paz en Brujas) y nosotros a pasear a sin sentido por Ámsterdam quedando más tarde para dar una vuelta e ir a cenar. Sin tener idea de a donde ir nos metemos por una calle comercial done decido comprarme un bolso de Ámsterdam, necesitaba urgentemente algún lado donde llevar planos, botella de agua y alguna cosilla mas; y unas postales que le prometiera a mi hermana pequeña. Cuando tuvimos hambre y decidimos merendar algo nos paramos en un supermercado donde encontramos unos batidos de kiwi y fresa que estaban deliciosos y a buen precio.

    De vuelta al albergue nos encontramos con Héctor y nos cuenta que ha estado en el Barrio Rojo y que era una pasada y si queríamos ir y nosotros asentimos encantados de saber que hacer. Cuando llevábamos ni 5 metros andados Alberto se da cuenta de que le falta la cartera y a Héctor y a mi nos da la risa floja no podía ser. Él sostenía que se la habían robado aunque nosotros sosteníamos que se la había olvidado en algún lado, a nuestro favor he de decir que sus antecedentes no eran muy buenos ( las chanclas antes de partir, la toalla prestada por Héctor y el champú en Brujas, la bolsa de la bicicleta también en Brujas, etc), como pensábamos que se la había olvidado y no nos apetecía volver al albergue decidimos que nuestra teoría era la cierta y que ya la buscaría mejor cuando volviésemos. Después de una buena pateada llegamos al barrio rojo y descubrimos su encanto aunque para mi gusto no era de lo mejor de la ciudad.

    Como ya era la hora de la cena y estábamos bastante lejos del albergue decidimos buscar algún sitio donde cenar. Héctor intentó convencernos para que nos metiésemos en un sitio que no se de donde era la comida pero lo que se veían eran unos animales enteros despellejados lo que casi me hace echar hasta la primera papilla ahí mismo. Viendo el poco aprecio que le teníamos a ese sitio se tuvo que conformar con un Subway que había cerca y aunque la comida era de procedencia dudosa por lo menos no veías lo que comías lo cual era para mi suficiente. Comimos Héctor y yo porque Alberto tuviera una mala experiencia con un bocata de todo lo vegetal que le sirvieran una vez y prefirió hacerse un sándwich en el albergue.

    Cuando llegamos al albergue Alberto descubriría que su cartera no estaba y con ella toda su documentación, tarjetas y dinero. Después de la llamada a casa para que le cancelasen las tarjetas y nuestras madres empezasen a planificar nuestra vuelta, lo que incluía un vuelo de ayuda humanitaria para poder rescatarnos XD. Nos dirigimos a la recepción del albergue en busca de información de donde estaba la comisaría mas cercana, a este ritmo no nos dejarían volver a pisar un país extranjero por los problemas que les dábamos. El recepcionista fue muy amable y nos indicó cual era la mas cercana e invito a Alberto a algo de beber, él en estado de shock no le entendía y se lo tuve que explicar, el muy borrego se cogió una botella de agua no se si para beber o para tirársela por encima y despejar las ideas.

    Mapa en mano nos dispusimos a descubrir una zona de Ámsterdam que no conocíamos que aunque estaba cerca del albergue no pasamos del parque infantil. Después de perdernos un par de veces y descubrir que para desgracia nuestra la calle que era, era una que descartáramos porque no tenía iluminación. Allí aprendida la lección en Brujas fuimos al grano y fue bastante rápida la cosa. Con la denuncia en mano volvimos al albergue a dormir y a esperar a mañana.

     

    El próximo capítulo es un día de tránsito en el que nos veíamos en La Haya a por la embajada española a por una documentación temporal para Alberto y pillar un tren a Berlín.


  12. bueno no se si nos seguis o no pero cuando retome este diario me propuse acabarlo antes de irme a Irlanda en verano. con lo cual espero no aburriros mucho y disfruteis algo de nuestra mala suerte

    DÍA 4 BRUJAS- AMSTERDAM

    Este día empieza temprano ya que antes de pillar el tren a Ámsterdam cosa que queríamos hacer lo antes posible. No por un odio a esta ciudad cosa que por mi parte era imposible pasara lo que paso en ella la llevare en mi corazoncito para siempre.

    Alberto y yo recogimos nuestras cosas y nos dirigimos andando a la comisaría para ver que solución había mientras dejábamos a Héctor en el albergue durmiendo y encargado de hacer el check-out.

    Como llegamos demasiado temprano nos dirigimos a una pastelería a por algo de desayunar y a tirarnos en una plaza a esperar a que fuese la hora de entrar en la comisaría. Yo me compré un bollo con crema que tenia una pinta deliciosa pero para decepción mía y risas de Alberto, estaba relleno de pasas (cosa que me daba bastante asco) después de tirarme un buen rato quitándoselas y cansada de ello, decidí hacer de tripas corazón y tomarme el bollo con pasas incluidas que resultó que no estaba tan malo.

    Acabado el desayuno ya era hora de ir a la comisaría y hacia allí nos dirigimos. Cuando entramos nos preguntan lo que buscamos, nos llevan al lost and founds pero para desgracia nuestra y sobre todo mía evidentemente no había aparecido ninguna bolsa. Nos dirigimos de nuevo hacia la entrada a preguntar como se hacia una denuncia. Aquí empezarían nuestros problemas de lenguaje ya que no sabíamos como se decía en ingles y ellos no nos entendían. Después de un buen rato intentándonos explicar en un ingles chapurreado por ambas partes, a un policía se le enciende la bombillita nos entiende por fin y nos preguntan si queremos hacer un request lo cual nos abre la mente y asentimos.

    Nos llevan junto a un policía que nos ayuda a hacer la denuncia e intenta poner por escrito lo del billete de interrail que era lo de mayor valor, para que en la estación se apiadasen de nosotros y nos regalasen uno, sabíamos que era prácticamente imposible ya que lo dejan claro en las normas pero la esperanza es lo ultimo que se pierde.

    Después de esta parada obligada nos dirigimos a la estación de trenes que no queda demasiado lejos y donde habíamos quedado con Héctor que había encargado de consultar los horarios de los trenes a Ámsterdam. Nos dirigimos a la sección de billetes de larga distancia para conseguir el nuevo billete y llorarles un rato a ver si nos lo regalaban o nos descontaban algo. Evidentemente no funcionó y Alberto tuvo que pagar con tarjeta el billete, yo aunque tenía dinero en un bolsillo interno que por suerte había decidido llevar, el billete implicaría quedarse sin un duro y como descubriríamos mas adelante sería ultra necesario.

    Nos dirigimos al anden a pillar el tren que nos llevaría a Ámsterdam haciendo una pequeña escala en Amberes. Después de 3 horas y pico en tren atravesando una frontera y disfrutando de una mini siesta, de los paisajes despertándote atravesando un río anchísimo o trozo de mar todavía no lo he descubierto, y la lectura.

    Aunque aprendida la lección en Amberes nos esperamos a llegar a la estación central. El albergue que habíamos reservado en Brujas quedaba en la otra punta y decidimos seguir las instrucciones dadas por el albergue y coger un tranvía hasta él. Después de el primer vistazo en tranvía a esta ciudad de canales llegamos a nuestra parada y después de caminar un poco llegamos a nuestro albergue que los dueños tienen a bien de llamar Hotel Orfeo aunque desde nuestro punto de vista no pasaba de albergue de ínfima calidad, que por encima nos cobrarían una barbaridad por una habitación de 4 camas en literas que compartiríamos con un desconocido. Aparcamos nuestras mochilas y vimos nuestro habitáculo una habitación estrechísima con dos literas con un espacio minúsculo entre ellas en la que descubriríamos la capacidad de Héctor a trepar como un mono y que nuestro compañero seria una tía por sus pertenencias, más adelante nos contaría que era australiana y que llevaba un año recorriendo el mundo (nosotros flipando en colores y muriéndonos de envidia). La habitación incluía baño consistente en una ducha mugrienta con una mampara que permitía ver todo y que decidimos no usar y un lavabo algo más útil. El baño comunitario era igual de horrible pero por lo menos tenía puerta de madera con pestillo. Muertos del asco Alberto y yo, Héctor era feliz todavía no sabemos muy bien por qué. Y decididos a salir de allí antes de morir por culpa de las empinadas escaleras.

    Antes de salir nos agenciamos unos mapas gratuitos que había en recepción y una información sobre unos free tours que descubriríamos que ese día no podríamos coger. Nos decidimos por explorar la ciudad por nuestra cuenta sin destino alguno solo ganas de descubrir esa joya que tiene algo más que drogas y sexo. Yo que no había comido en el tren me encapricho con tomarme un perrito caliente en algún lado, primero me decanto por un chiringuito pero como al tío le interesaba más hablar por teléfono que vender perritos, me acabo decantando por un carrito callejero en el que descubrimos que es más barato para felicidad mía.

    Con la barriga llena decidimos dirigirnos a la plaza donde esta el palacio real y así saber hacia donde nos tendríamos que dirigir al día siguiente para coger el free tour. Después de tirarnos un ratillo en ella nos decidimos por volver al albergue y hacer una parada estratégica previa en un coffee shop cercano que si mal no recordareis era la razón de ser de nuestro viaje. Tristemente sería este día cuando descubriría que era un coffee shop ya que en mi vida había oído tal palabra y mucho menos sabía lo que era para mi era una tienda de café inocente de mi, esto provocaría las risas de los chicos pero allá ellos.

    Llegamos al coffee shop donde Héctor se fumaría un porrillo y para desgracia suya y de Alberto no habría la tarta que querían tomar (Alberto habría sido convencido antes del viaje por Héctor para pillar una a medias aunque al final le diese pena tener que dejar de probarlo). A parte del porro nos tuvimos que pedir algo de beber lo que nos llevo a ver la botella de agua mas cara de la historia 2,50€ por un botellín, después descubriríamos que los precios serían estándar ya que nos costo lo mismo el zumo y la coca cola.

    De vuelta al albergue dejamos a Héctor tirado en cama mientras nosotros nos íbamos a dar una vuelta y a un supermercado cercano a comprar algo de comer pero no tenían casi nada y solo compré una caja de galletas de milka que acabarían en la basura en Berlín. Dimos una vuelta por los alrededores y fuimos a un parque con un cartel de I Love Ámsterdam. El parque era infantil y llegamos a la conclusión de que los niños holandeses eran de otro mundo ya que sus juegos eran muy extraños entre los que destacaba un tobogán que surgía de unos troncos entrelazados haciendo un amago de escalera hasta el tobogán.

    Como era hora de ir pensando en cenar nos dirigimos al albergue a rescatar a Héctor e ir a buscar algún lado donde ir a cenar. Héctor nos dijo que para él el día se había acabado y que nos fuésemos a cenar por nuestra cuenta.

    Después de dar muchas vueltas y dudar unas quinientas veces por un trozo de pizza de un restaurante aunque nos parecía caro, nos acabamos metiendo en un Mc Donalds a por un mc menú y un Happy Meal (para mí son mas baratos y traen postre a parte de un regalito para mi hermana pequeña). Aquí descubriríamos que si te preguntan en algún lado si quieres algo lo mejor es contestar que no, ya que nos cobraron 50 céntimos por un mísero sobre de Ketchup en fin ver para creer.

    Acabada la cena y con los estómagos semillenos nos decidimos por volver al albergue. Por el camino encontramos un supermercado abierto donde intentamos hacer una compra decente. Aunque lo único que compramos fue una tarta de fresas con nata que tenía una pinta deliciosa y fue el único capricho que nos dimos en el interrail, además de unos tenedores de plástico para poderla tomar.

    Con la tarta en la mano y mas felices que un tonto con un pirulí nos dirigimos al albergue a degustar nuestro merecido capricho y con intenciones de darle algo a Héctor. Pero como cuando llegamos seguía tirado en cama con pocas ganas de hacer algo, nos sentamos en nuestras literas a tomarla. Acabada la tarta y después de asearnos y visitar el baño que era mejor no visitar porque olía a cañería podrida, nos dispusimos a dormir.

     

    Como veréis en este día no nos pasó ninguna desgracia a parte del palo del albergue. Que teniendo en cuenta todo lo pasado y lo que nos pasaría era una simple anécdota.

    El siguiente capítulo segundo día en Ámsterdam, donde descubrimos que la palabra free no significa lo que aprendimos en la escuela. Y donde nuestra situación económica llega a los límites de la pobreza y a cambiar nuestros planes de viaje


  13. Bueno despues de varios meses dejado en el olvido el otro dia haciendo limpieza de emails me encontre con los resumenes de nuestro diario y me acorde que todavia no nos habiamos acabado ni explicado la falta de fotos XD. Aqui va el tercer dia uno de los mas moviditos

     

    Día 3 Brujas. Paseo en bici por Brujas

    Este fue uno de los pocos dias en los que dormimos mas aprovechando que el albergue no daba de desayunar. Aun asi nos levantamos a las 9 y pico.

    Como ya habiamos acordado el dia anterior Hector se fue por su cuenta a alquilar una bici para recorrerse toda la ciudad y parte de los alrededores. Quedamos con el despues de comer para pasar la tarde juntos.

    Mientras Alberto y yo nos tomamos la cosa con mas calma y despues de ir al super para que comprase algo de comer, cogimos nuestros mapas y nos fuimos en busca de un lugar donde alquilar unas bicis.

    Como la suerte estaba de nuestra parte no encontramos el sitio que estaba mas cerca del albergue y tuvimos que ir al siguiente mas cercano. Despues de dar bastantes vueltas y casi decididos de que no ibamos poder pillar una bici encontre por casualidad un cartel con una bicicleta dibujada y deduje que debia ser alli.

    Entramos en la tienda donde el tio muy amablemente nos alquilo un par de bicis una de tio y otra de tia y una bolsa para llevar nuestras pertenencias. Salimos de la tienda todos felices ya teniamos nuestras bicis y Alberto se disponia a aprender a andar en bici (si con 19 añitos todavia no habia pasado de los ruedines). Aqui empezaron nuestros problemas la bicicleta de tio le quedaba demasiado grande y se metia cada viaje cada dos por tres. Por compasion le cambie la bicicleta para ver si le servia dio un par de vueltas y dijo que si. Entonces yo le mande de vuelta a la tienda para cambiar la bici de tio por una de tia ya que a mi me quedaba un poco grande la de tio.

    Salio de la tienda con su nueva bici y despues de dar muchos tumbos y tropezarse no se cuantas veces decidio que la de tia era demasiado grande para el y ale de vuelta a la tienda esta vez a por una de niño. Lo que se tuvo que reir el de la tienda cuando le dio a este homiño la bici de niño y la verguenza que me hizo pasar el en una bici de niño que le quedaba enana.

    Como no le quedaba otra se fue en esa bici haciendo el ridiculo por la calle.... Aun asi los golpes y las caidas no cesarian y por encima las calles que tan tranquilas nos parecieran la noche anterior sin nada de trafico ahora estaban atestadas de coches, camiones, buses, bicis y personas que no te dejaban pasar y corrias un serio riesgo de morir atropellado.

    Despues de muchas caidas conseguimos llegar al albergue donde nos habiamos olvidado las pilas para la camara. Con tanto cambio, golpes, etc se nos habia hecho supertarde y ya era la hora de comer. Yo que me habia quedado con las ganas de la pasta to take away me empeñe en ir a buscar el sitio. Despues de dejar las bicis en un parking de bicis en la calle donde cenaramos ayer nos fuimos a buscar el sitio que despues de dar muchas vueltas y ya desesperados descubrimos y alli me meti a x algo de comer. Aunque mi idea era algo de pasta para comer en el sitio me parecio demasiado cara y me acabe comiendo un panini boloñesa y una coca cola mientras que Alberto decidio que no tenia hambre.

    Despues de comer y descansar un rato nos dirigimos al sitio donde dejaramos las bicis para ir al albergue que ya iba a ser la hora a la que quedaramos con Hector. Alli lo encontramos y le dijimos que queriamos ir a ver los molinos que hay al lado del rio y el dijo que ya los habia visitado y que eran muy bonitos y que quedabamos alli a las 5 y media.

    Nos dirigimos a los molinos en bicicleta y despues de pelearnos con el trafico llegamos al camino de los molinos un precioso paseo x un parque a orillas de uno de los canales. Nos dedicamos a recorrer todo el camino en busca de los molinos sacando fotos a todos los molinos.

    Despues de vistos todos y recorrido todo el camino de nuevo nos dirigimos al albergue donde echamos una partida al billar donde gane. Nos reencontramos con Hector que nos dijo que se iba a descansar y que se reencontraria con nosotros a las 7 ya sin las bicis.

    Nosotros nos decantamos x seguir el camino de los caminos pero en direccion contraria que seguia siendo todo parque bordeando el rio y que llegaba hasta la estacion. Como ya estabamos algo cansados despues de estar todo el dia andando en bicicleta a Alberto le flaqueaban las piernas y le volvio esa tendencia a caerse cada dos por tres que habia perdido en el camino de los molinos. Despues de cruzar un magnifico puente yo me adelante un poco y me quede esperandolo en uno de los puentes que cruzaban el canal. Él iba algo retrasado porque se habia caido un par de veces por el camino.

    Aqui tuve la magnifica idea de sacarle una foto al puente en cuestion que era muy bonito y le pido la camara que llevaba en la bolsa que nos habian dejado los de la tienda de bicis. Cual es mi gran disgusto cuando nos damos cuenta de que la bolsa no esta ahi que le debio de quedar atras en alguna de las multiples caidas.

    Decide ir andando a ver si encuentra la bolsa mientras yo me quedo plantada en el puente sujetando las dichosas bicis. Despues de un buen rato esperando llega con las manos vacias y me dice que no la encuentra. Se me viene el mundo abajo. Para asegurarnos volvemos x el mismo camino yo en bici y el andando sujetando la suya. Dimos vueltas y vueltas hasta llegar al albergue pero ni rastro de la bolsa.

    Llegamos al albergue todos compunjidos y le pido el movil para llamar a mi casa ya que en esa bolsa iba mi: camara (de ahi que no haya fotos), mi telefono movil, billete de interrail, cartera con: dni, visa, tarjeta sanitaria, carne joven y 30 euros. Mi madre intenta tranquilizarme y me manda ir a poner la denuncia. Preguntamos en el albergue por una comisaria nos la indican en nuestro mapa y hacia alli nos dirigimos.

    Primero hacemos una paradita para dejar las bicis en la tienda. Y nos dirigimos a la comisaria donde muy amablemente nos explican las dos opciones que tenemos: 1º buscar en lost and found place y 2º sino encontrabamos poner una denuncia. Nos aconsejan esperar hasta el dia siguiente para ver si ha aparecido y sino poner una denuncia. Asi hacemos.

    De vuelta al albergue con las unicas ganas de tirarme en cama y esperar a que llegue un nuevo dia e intentar olvidar este. me veo en la situacion de tener que volver a llamar a mis padres para decirles que no hemos encontrado nada y lo que nos dijeron en la comisaria. cuando llevamos un rato decido que necesito tomar el aire y me voy a un 24 horas al lado del albergue a comprar algo de comer y beber y de paso despejar las ideas en solitario

    Despues de esto nos retiramos a descansar y tomar fuerzas para afrontar el proximo dia y con ello el cambio de pais a holanda y amsterdam.


  14. yo estoy leyenda Las llanuras del transito forma parte de una serie de libros llamados los Hijos de la tierra. esta ambientado en la edad de hielo y la forma de vivir de cromañones y neardentales. es interesante pero tiene muchas descripciones. los anteriores libros de la serie son: El clan del oso cavernario, El valle de los caballos, Los cazadores de mamuts. el autor es Jean M. Auel

    el ultimo que he leido antes de ese fue Te daré la tierra ambientada en la Barcelona medieval a mi me gusto bastante

×

Información importante

Continuando en el sitio, aceptas nuestros Términos de Uso y Normas. Además, hay cookies. Puedes ajustar las cookies o continuar tal cual.